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Ayudando con mi profesión en Mae Sot

jueves, 5 de agosto de 2010

Siempre tuve esta idea en la cabeza y siempre la sentí en mi corazón... siempre quise ayudar con mi profesión a las personas que más lo necesitaban, las que lo necesitaban de verdad.

Soy aparejadora, y construir The Best Friend School ha sido hacer realidad un sueño que desde hace tiempo llevaba dentro. Jamás olvidaré el trabajo que hemos hecho juntos y la felicidad, el respeto y el agradecimiento de los niños que ya se benefician de su nueva escuela.

En las comunidades birmanas asentadas en Tailandia a lo largo de su frontera con Myanmar, se puede verificar cómo las personas sobrevivimos y nos adecuamos a lo poco que, debido a las circunstancias, tenemos. Por ello mismo, si en algo podemos ayudarles a mejorar las condiciones de su vida, o por lo menos, la educación y alimentación de los más pequeños, es una gran satisfacción poder hacerlo.

En el colegio del Kilómetro 42, se hacía imposible estudiar y concentrarse en el poco espacio que estos niños compartían cada día. Los 350 alumnos, se hacinaban en la única clase que tenían, mezclándose las voces de los chicos mayores con los más pequeños.

Con la ampliación del colegio, los profesores pueden separar por cursos a sus alumnos y mantener la concentración de los chicos en cada clase. Los tres dormitorios construidos ya albergan a los alumnos cuyas familias trabajan en los campos de cultivo muy desplazados de las zonas urbanas, y a los niños que han perdido a su familia. Y la nueva cocina permitirá preparar una comida nutritiva y equilibrada para estos 350 niños cada día.

Ha sido una experiencia muy enriquecedora trabajar con birmanos, yo he aprendido muchas cosas de ellos, de su forma de vida, de la jerarquía de clases que existe entre ellos y el respeto que se procesan, de su cultura (las faldas a la altura de las rodillas son demasiado cortas para ellos), de su religión llena de ofrendas y bendiciones.


Y ellos también han aprendido un poquito de mí, de las soluciones constructivas tan impensables para ellos por lo caras que suponen, pero a la vez tan eficaces.

Y también de los españoles, de todas esas personas de buen corazón que ni siquiera conocen y que les están ayudando para mejorar sus vidas sin pedir nada a cambio.

Cuando salí de España no podría haber imaginado que este sueño lo compartiría con todos vosotros, Colabora Birmania. ¡Trabajar unida a mis amigos para mejorar las condiciones de estos chavales ha sido grandioso!

Sabéis lo orgullosa que estoy de teneros como amigos y del trabajo que realizáis, porque sois grandes personas luchando por grandes injusticias. Yo he podido formar parte de ello y seguiré haciéndolo, no solo como socia de Colabora Birmania si no también ayudándoos cuando lo necesitéis, sabed que contáis conmigo siempre.

Ha sido y siempre será un placer trabajar con vosotros.

Artículo del blog de Colabora Birmania.

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