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En Birmania la dictadura no respeta ni a Buda

lunes, 8 de septiembre de 2008

Texto escrito por Moe Yu May y Marwaan Macan-Markar, que hemos extraído del blog No discrimine, escrito por alumnos de 2º año del Instituto Técnico San Cayetano en Adrogué, Buenos Aires, Argentina.

Los militares no mostraron compasión al reprimir a monjes budistas desarmados, quienes habían estado cantando durante días el "metta sutta", una oración que alude a la bondad, y reclamaban el retorno de la democracia durante protestas callejeras.

Los monjes fueron atacados durante todo el día por policías antimotines en esta ciudad, la capital comercial del país. Muchos fueron golpeados y, según diversas versiones, entre uno y cinco murieron a causa de las heridas. Más de 100 fueron arrestados.

Frente al templo budista más sagrado, la pagoda Shwedagon, un grupo de monjes comenzaron a marchar por la calle antes de que comenzara la violencia. Cuando fueron bloqueados por la policía antimotines respondieron con un gesto pacífico: se pusieron de rodillas y pidieron permiso para entrar a la pagoda. "Tenemos órdenes de disparar", dijo uno de los policías.

Numerosos civiles que habían acudido al lugar para apoyar a los monjes en un nuevo día de protestas comenzaron a entonar consignas contra los militares. "El entrenamiento que les dan no es para matar gente", cantó con ira un grupo de mujeres.

El ánimo de los monjes no era diferente. Había desaparecido la imagen de resistencia pacífica que miles de ellos mostraron al liderar a los civiles en las manifestaciones callejeras que reunieron esta semana a más de 100.000 personas, una cifra que no se había alcanzado en los últimos 20 años.

Hacia la noche, la junta militar parecía lista para tomar medidas más estrictas. El toque de queda impuesto el día anterior se extendió para mantener a la gente en sus casas desde el anochecer hasta el amanecer.

La suerte de los monjes arrestados también indignará a la población, según ex prisioneros políticos birmanos que informan sobre la situación de los derechos humanos en su país desde la ciudad de Mae Sot, en el norte de Tailandia.

La Comisión Asiática de Derechos Humanos, con sede en Hong Kong, difundió una carta que un monje envió al "hombre fuerte" de Birmania, el general Than Shwe.

"Los titulares originales del poder, el pueblo, han sido hechos víctimas inocentes, cada vez más reprimidos y empobrecidos", escribió U Thangara Linkara, abad del monasterio de Dhamma Yeiktha.

Los religiosos declararon que se identificaban con el pueblo. Muchos se han empobrecido a causa de la situación económica. La chispa que generó las protestas fue la decisión de la junta de aumentar el precio del combustible 500 por ciento en agosto.

Las manifestaciones son las más nutridas desde 1988, cuando una revuelta popular que reclamaba democracia fue brutalmente aplastada por los militares. Unas 3.000 personas fueron asesinadas entonces.

Los militares, que están en el poder desde hace 45 años, no muestran signos de arrepentimiento por esa brutal represión.

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