La casualidad, una vez más, nos lleva a descubrir un nuevo blog interesante y en español, de alguien que tiene el valor de lanzarse a la acción directamente, sobre el terreno.
Ya hemos hablado en muchas ocasiones de Concha Pinós, de Birmania por la paz, y de su compromiso con el pueblo birmano.

Después de un proceso interminable de e-mails, papeleo, un pasaporte que va y viene y casi se pierde, un visado imposible, catorce horas de viaje, dos vuelos y una carrerita por el aeropuerto de Bangkok por fin estoy sentada en la oficina de Save the Children en Rangoon. La primera impresión es un panal de miel con abejitas que corren de un lado para otro con mil cosas por hacer. Gente que entra y sale, un murmullo constante en inglés y birmano, muchas caras nuevas y muchos nombres que soy incapaz de pronunciar. La emoción de estar aquí hace que me olvide del jet-lag y que quiera absorberlo todo como una esponja. Hay muchísimo trabajo por hacer y tengo muchas ganas de empezar.
Ánimo, Lourdes, y gracias.
Te seguiremos leyendo.
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